El phagotum de Afranio.
Por Alejandra Rivera Fernández
Lo que sigue es la traducción del texto de Teseo Ambrosio Albonesii donde se describe el phagotum (Introductio in Chaldaicam linguam, Syriacam, atcue Armenicam, et decem alias linguas...et descriptio ac simulachrum Phagoti Afranii". (Pavía, 1539) a partir de una traducción al francés aparecida en el nº 82 y 83 del "Bulletin du Groupe d'Acoustique Musicale".
"Por eso es posible tener que asignar este nombre al extraordinario instrumento musical de mi tío Afranius (llamado Phagotum): en efecto reivindica para él los sonidos de todos los instrumentos de la música, los cuales penetran abriendo las orejas (si se me permite decirlo así), y devora, los traga y se llena el estómago como con alimentos muy agradables, y los digiere; de modo que necesita vomitarlos y expulsarlos fuera. Es decir, puede adaptar su sonoridad al sonido de cualquier instrumento musical.
Mi tío Afranius, que fue si no el inventor de este instrumento, por lo menos fue el que lo mejoró y dirigió su terminación, intentó perfeccionarlo con la ayuda no sólo de un carpintero, sino también de varios fundidores de cobre y de plata. Mostró tal habilidad que a partir de la primer mirada del instrumento suscita una gran curiosidad en el espíritu de los que lo contemplan.
En efecto se pueden ver dos columnas en boj vaciado, alargadas a penas medio codo, colocadas en bases o soportes de la parte inferior de la columna, adornadas de capiteles y epistilos también en madera vaciada alrededor, en los cuales se compromete y se oculta la parte superior, es decir la cabeza redonda y vacía de las columnas, y taladradas por numerosos y variados agujeros, detrás, delante y sobre los lados con un arte realmente asombroso.
El artesano realiza una parte de estos agujeros, de manera que no se puede ver nada más redondo. Realizó los otros agujeros, de modo que Arquímedes de Siracusa no pudo mejor curvar ni inscribir por un método geométrico su círculo en un cuadrado.
Los agujeros redondos están abiertos (y descubiertos): de modo que para hacer intervalos dobles, triples, de 3/2, 4/3, o 9/8, puedan cerrarse fácilmente así como abiertos para los dedos del músico o por una llave en cobre (que se suelda a una corona adornada hecha del mismo metal), incluso apoyada ligeramente. Y los que parecen a veces abiertos, a menudo son cerrados. Y viceversa aquéllos que se creen cerrados se verán que son abiertos.
En cuanto a los restantes agujeros , se cierran por láminas de plata, tan hábilmente y con tanta maestría que basta una ligera presión de los dedos para cerrarlos y que inversamente se abren de nuevo en el momento que se levantan los dedos.
Afranius pareció poder competir con Hiagnis, e incluso superarlo muy fácilmente, ya que fue el que primero separó sus manos tocando, el que primero tocó dos flautas a la vez, el que primero mezcló un acorde musical de un sonido agudo y de un sonido grave con los agujeros de la derecha y de la izquierda: estos agujeros que están abiertos, o los que se ven tapados son pasos y por decirlo así ventanas para los sonidos, fueron trabajados con una enorme habilidad por Afranius, el autor del acabado perfecto del instrumento, después por supuesto de haber sido concebido por su pensamiento, y sido construido con arte: de modo que, acercándose o retirando los dedos, puede producir todo sonido musical (como lo revela la leyenda de Antigenedes), y también cualquier modo.
Como él quiera, puede producir el Eolio simple, el Jónico abundante y diverso, el Lidio quejumbroso y doliente, el Frigio religioso e incitando a la piedad y a la bondad; e incluso, como otro Timoteo, el belicoso Dórico, con el cual excitó a Alejandro el Grande, de la misma manera que contra un adversario fogoso y precipitándose hostilmente, tomó las armas, se puso en cólera y casi en furia, pero inmediatamente se alivió cambiando la armonía horrible en sonido dulce y pacífico.
Entre estas dos columnas, se observa otra pequeña columna hecha para el sonido más agudo, más bien añadida como ornamento y decoración del instrumento que por necesidad, con una base y un epistilo apropiado; no obstante no es de la misma longitud que los otros dos, y es totalmente hueco, sirviendo por así decirlo de unión entre ellas.
Se coloca con tal simetría y justa medida, que, aunque expuesta la primera a los ojos, no incomoda con todo la vista de las variadas cinceladuras de las otras, no supone un obstáculo a los agujeros de cada lado, y no obstaculiza los dedos del músico mientras toca.
Por contra, detrás de las tres columnas, se percibe otra más pequeña que la pequeña columna de frente, vacía y cava, hecha también enteramente entorno, recubierta de una pequeña cabeza, por la cual se hace el paso del aire para introducir el sonido en el instrumento.
Para que este instrumento sea utilizable por el músico, dos pequeños fuelles serán necesarios: uno de ellos se hará solamente de una piel, y el otro de una piel y de dos tablillas en madera. Y a éste se ligará un pequeño tubo hecho a la vuelta, en el extremo de su cabeza, un poco alargado, que devolverá el aire aspirado. Y bien colocado sobre el lado derecho del ejecutante, bajo la axila, estará rodeado con correa y con cinturón en la espalda, y estará unido por otro cinturón de cuero bajo el brazo derecho del músico sobre el codo.
En cuanto al otro fuelle, se hará de piel simplemente cosida sobre todas sus caras, a semejanza de una vejiga o de una alforja de pastor. En el extremo de éste, unido firmemente sobre una parte delgada como un cuello estrecho, colgará otro pequeño tubo similar al precedente. El tubo volverá a entrar en la pequeña columna de detrás del instrumento, una vez que su cabeza sea retirada. Se añadirá aún otro tubo, trabajado también alrededor, que hará saliente de la parte derecha del mismo fuelle y se ligará firmemente allí. Es en éste que podrá recoger, para la simetría, el tubo del fuelle de derecha y consolidarse, según el juicio del músico.
Y este fuelle también se pondrá del lado izquierdo, en relación con el cuerpo, y se unirá bajo el brazo izquierdo encima del codo por correas. Una vez que todo esto esté bien dispuesto en este orden, entonces se pondrá el tubo del fuelle de la derecha en el tubo de la derecha de la alforja.
Luego el músico sentado tomará el instrumento verticalmente en sus manos sobre sus muslos, la parte posterior de éste vuelta hacia el hombre. Luego retirará la cabeza de la pequeña columna de detrás para introducir el tubo de la boca del fuelle de la izquierda. Entonces, levantando ligeramente el brazo derecho, aspirará el aire en el fuelle y apoyando con el brazo lo enviará a la alforja de la izquierda. Dado que ésta se infla , basta con presionarla ligeramente con el brazo izquierdo para reenviar el aire al instrumento.
Pero lo que es asombroso e increíble, sea la cantidad de aire que es enviado, el instrumento no emitirá el menor sonido, aunque si se apoya sobre las láminas cuadradas de plata (de las que hablamos), o si se tapan o destapan los agujeros redondos con los dedos: no se podrá producir el menor sonido. De modo que se sospechará que el instrumento sea sordo, silencioso y mudo; pero no se podrá distinguir por donde el aire es absorbido, a menos que antes el músico haya abierto un tipo de conducto, tocando un tapón de cobre.
Entonces las bocas hasta las mudas, y ocultadas entre las extremidades inferiores de las columnas, y las llaves de plata, cobre o hierro producirán el canto que se quiera; y cuando el músico toque intervalos con los dedos sobre los agujeros del instrumento, un sonido responderá con armonía a cualquier movimiento que sea: que sea agudo, grave, rápido, lento, grande, pequeño, escaso, dulce, áspero, estrecho, amplio, con una respiración continua o discontinua, debilitada, entrecortada, descendida, atenuada, inflada, disminuida, y tan baja que su sonido tan perfecto descienda por debajo de la flauta de diez pies o de la caña de diez pies. Pero las causas de tal variedad son muchas para poder aquí expresarlas.
Al principio, este instrumento de música se construyó en Panonia de manera muy imperfecta: daba solamente doce notas, imperfectas y disonantes, y no conservando el acorde más de una hora; se volvían en efecto muy fácil y marcadamente disonantes, y no podían no variar.
Éste que dirige gracias al Dios Todo Poderoso, unió su espíritu nuevo a buscar de qué manera podría perfeccionarlo. Y se encontró con Jean Baptiste Ravilius de Ferrara, un hombre realmente excepcional y de gran inteligencia, a quien reveló como a un amigo íntimo su deseo. Para él, éste era el único que poder realizarlo, entre cientos de miles (si puedo decir) de obreros de Panonia y Alemania, muy ingeniosos para otras cosas, pero que no vieron claramente la realización de este proyecto (que me permitan decirlo).
Éste fabrica dos lengüetas, que se nombran "pive": una en plata; otra en cobre. La de plata, la unió firmemente con la parte inferior de una de las columnas, curvándola hacia abajo respecto al fondo. (Las grandes columnas se dividen en dos partes que encajaban una en la otra, una placa de plata doblada en círculo que cubre la unión).
En cuanto a la de cobre, la unió en el mismo lugar de la otra columna, pero de una manera asombrosa: en primer lugar colgada hacia abajo a un conducto en cobre del grosor de un dedo (si se puede decir), luego bruscamente doblado, y volviendo su boca cerrada hacia el cielo.
Añadiendo a los diez agujeros previos otros agujeros con una aplicación y un talento maravillosos, lleva el número de las doce notas imperfectas a veintidós totalmente perfectas y deslumbrantes. Según lo que quiere el músico, tocando con arte al articular sus dedos, y cantando al mismo tiempo, hace producir éstas, las para, y también por su parte habla y se calla; sus brazos dirigen los movimientos de los fuelles, puede conservar el ritmo musical o variarlo.
Tiene aún varios otros secretos de posibilidades musicales: de los que, como Afranius, sabrá servirse convenientemente y con orden, podrá competir con los sonidos de todos los instrumentos de música, y tocar acordes armoniosos y una música agradable y digna de los dioses. Pero si quisiera pasar todos estos secretos en estudio ahora, ultrapasaría ciertamente el objetivo que me había fijado. Quizá algún otro hablará un día en un trabajo apropiado (y serán dignos de ser conocidos). Empujarán entonces el espíritu de los auditores y de los lectores a la admiración e incluso al estupor, debido a su novedad y a su diversidad.
Si él mismo Marsyas un día hubiera poseído este instrumento y se batiera contra Apolo, creería fácilmente que habría hecho cesar la ignominia de las Musas. Habría podido agradar por su novedad y con un concierto dulce y agradable y no indignar los espíritus de las Musas, pero tornar a Phoebus benévolo hacia él, y empujarlo fácilmente a dejar su lira algún tiempo para coger el Phagotum.
En efecto se encontró todo esto tan perfecto que no se puede decir nada ni desear más. Esta es la razón por la que Afranius, cuya casa está llena de casi todos los instrumentos de música, y que le encantaba emplearlos, los olvidó todos y se consagró a uno sólo, que le encantó: abandonando los estribillos huecos y amorosos, después de haber ejercido una función de sacerdote, cantó continuamente las alabanzas divinas, dulces himnos y acciones de gracia para dios; y sólo el Phagotum le bastó, en lugar de todos los instrumentos de música lo cual no es injustificado."
FUENTES:
TEXTO: Anexo I del "Bulletin du Groupe d'Acoustique Musicale Nº 82-83 - Le basson.
Autores: J.Kergomard y J.M. Heinrich.